lunes, 19 de julio de 2021

It's a kind of... Epic

Todavía recuerdo la primera vez que "jugué" a Magic. Fue una tarde, allá por el Pleistoceno, en que mi hermana estaba mala en la cama, bajé a la calle y en una librería (¡!) compré un curioso juego de cartas que prometía hechizos, orcos, dragones, magos y demás bicherío fantástico. Las comillas anteriores se refieren al hecho de que no nos enteramos muy bien de las reglas (¡creíamos que las tierras se volvían a poner en la mano cada turno!) pero, oye, nos lo pasamos genial y mi hermanilla pocha elevó un poco el ánimo, que era de lo que se trataba.

Y acordándome de esa tarde, hoy os presentamos Epic.


Ahí lo tenéis, con su cajita y todo

Epic es un clon descarado de Magic. Negarlo sería tontería. Tanto en el formato como en el estilo de juego. Entonces ¿por qué jugar a Epic cuando tenemos ya el original? Os voy a dar mi opinión, personal donde las haya, y a quien no le guste, es libre de estar en desacuerdo.

Veréis, cuando empecé a jugar a Magic, disfrutaba (sí, incluso después de enterarme bien de las reglas). Recuerdo incluso que tenía una baraja especial de goblins que era cachondeo en estado puro. Cuando echabas una partida con alguien, era para pasártelo bien. Pero luego las cosas comenzaron a cambiar. Cada vez hubo más y más jugadores que recurrían a cualquier resquicio o letra pequeña de las reglas, hasta el punto en que creías tener delante a un abogado repasando un caso, en lugar de un rolero o un friki con buen rollo. De repente, no podía utilizar mi "jinete porcino goblin" (cómo me gustaba ese par de mamoncetes subidos a un gorrino, aunque a veces se cargaran a alguno de los míos) porque las reglas oficiales decían que esa extensión no podía utilizarse junto con no sé qué otra extensión. Y empecé a darme cuenta de que ya no disfrutaba tanto. Estaba proliferando gente que convertía un juego de mesa ágil y divertido en una carrera universitaria, y que lo hacían no para pasarlo bien, sino únicamente para ganar.


Hidras, ángeles, titanes, dragones, dinosaurios... ¿Alguien da más?


Para mí, Epic recupera ese saborcillo primigenio en el que podías centrarte en el disfrute de invocar bichos bizarros y ver cómo las partidas daban giros inesperados, sin convertir el juego en un laberinto de reglas contenidas en un pdf de 200 páginas. No hay tierras: solo cartas "gratis", de las que podemos jugar todas las que queramos, y cartas con coste, de las que solo podemos bajar una por turno. Hay ataques, mareo de invocación, facciones, habilidades y puntos de vida, pero todo redudido a lo esencial, para que no estorbe. Además, el arte de las cartas está fetén, nada que envidiar a algunas de Magic.

En resumen, si eres un purista de Magic hipercompetitivo que te sabes ciento cincuenta habilidades de cartas ordenadas por extensiones y eres capaz de elaborar combos retorcidos, seguramente Epic te parecerá abominable. Si lo que buscas es huir de una dinámica sacacuartos que te obliga a desembolsos periódicos para conseguir LA BARAJA PERFECTA, si lo que quieres es pasártelo guay un rato sin hacerte mala sangre por perder, quizás sí te interese Epic.

Una cosa que no hemos mencionado es que las cartas (y las barajas resultantes) están muy desequilibradas ¡Pero eso forma parte del sabor del juego! Puede que alguien vaya ganando una partida y de repente pierda en un par de turnos porque el contrario le ha sacado un tiranosaurio que se merienda a su mago ¡Si crees que algo así no mola mogollón es porque te hace falta sentido del humor!


Diversión: ***

Dificultad: **

Rejugabilidad: ***

Estética: ***



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