Nos topamos con este juego por casualidad en un Fnac, y, aunque no pudimos sacar mucho de su contraportada, tenía una pinta atractiva, y además era pequeñito, compacto y económico (que no es poco). De vuelta a casa buscamos algunas reseñas para informarnos de qué iba, y ya os podéis imaginar que no nos disgustaron, porque Mazescape ya forma parte de nuestra ludoteca.
Ahí está, con minotauro y todo |
Va de laberintos, algo que no sorprenderá a nadie. ¿Y en qué consiste, básicamente? Pues en resolver, desde el principio hasta el final, siete laberintos en orden creciente de dificultad. Al leer esto, habrá quien arruge el ceño y piense que para eso bien puede comprarse un cuadernillo de pasatiempos. Tranquis, aprendices de Teseo, porque Mazescape es más que eso.
Hay dos puntos que distinguen este minijuego (por cierto, se juega en solitario) de un simple pasatiempo de revista. En primer lugar, las misiones. En cada nivel, además del objetivo básico que es encontrar el camino entre el inicio y la salida, hay una serie de misiones paralelas, como buscar cinco ánforas (este es del nivel uno, y os juro que después de muchos intentos, solo he logrado recolectar cuatro), activar una palanca, encontrar llaves y cosillas por el estilo. No son imprescindibles - para pasar al siguiente nivel basta con hallar la salida - pero ¡Por Zeus! consiguen que te piques de lo lindo y regreses una y otra vez al mismo mapa para dar con el modo de conseguir el pleno.
El segundo punto es quizás lo más original de Mazescape. Si te estabas imaginando que verías todo el laberinto a vista de pájaro desde tu cómodo sillón, olvídate, porque cada mapa es dinámico y se configura continuamente a base de los dobleces que hagamos en él, como quien intenta recoger un mapa de carreteras. De este modo, pasar dos veces por el mismo sitio no garantiza que te conduzca al mismo lugar, y dificulta mucho mucho la tarea de memorizar un camino, con lo que la rejugabilidad aumenta enteros.
Reconozco que al principio, cuando lo tuve en casa y leí las instrucciones, tenía mis dudas de que el sistema diera mucho de sí. Lo cierto es que, tres días después, sigo peleándome con el nivel dos (de siete), y la %$#& quinta ánfora sigue inaccesible. Pero caerá, como que hay dioses en el Olimpo.
Para terminar, decir que el apartado gráfico, sin ser épico-despampanante, cuadra perfectamente con la atmósfera del juego. Además, hay una segunda caja que nos plantearemos conseguir más adelante ¡Aunque primero tendremos que escapar de ESTE laberinto!
Dificultad: *
Rejugabilidad: ***
Estética: ***
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