Cuando nos enteramos de la existencia de este juego, nos picó la curiosidad de inmediato. No es ya que seamos unos admiradores incondicionales de ese genio sin igual que fue Jim Henson, es que la película "Dentro del laberinto" es una de las más preciosas, originales y divertidas que se hayan hecho nunca (aunque suene a viejales, lo diremos: ya no salen películas así). Así que cierto día, en cierta juguetería de Generación-X, dimos el paso y lo compramos. Y después de probarlo y disfrutarlo, vamos a compartir nuestras impresiones con vosotros.
El tablero recién empezada la partida |
A pesar del nombre, en este juego no tendremos que mover a nuestro personaje por intrincados pasillos llenos de recodos y revueltas (si alguien busca laberintos de verdad, tiene Mazescape; nosotros aún vamos por el cuarto nivel). El carácter "enredoso" del escenario se simula con un tablero aleatorio que no solo variará de partida en partida, sino durante la misma partida. Las "casillas" se construyen robando cartas de un mazo que representan diversos desafíos que aparecen en la película, hasta que el azar decrete que hemos encontrado la entrada a la Ciudad Goblin, donde Sarah tendrá que enfrentarse finalmente al Rey de los Goblins (pedazo de David Bowie) y rescatar al lloriqueante e insufrible hermanito.
Sarah se encuentra con el Rey Goblin |
Nuestra carta de personaje |
Hoggle y Sir Didimus deciden colaborar |
El reloj. Muy bonito, pero aprenderás a odiarlo |
"Laberinto" es un juego cooperativo. Los jugadores tomarán los papeles de Sarah, Hoggle, Sir Didimus y Ludo para conseguir su objetivo a tiempo. Cada uno es bueno en una cosa y malo en otras, como es habitual, por lo que colaborar suele ser buena idea. El propio motor del juego se encarga de los movimientos de Jareth, que nos pondrá las cosas difíciles. En la mayoría de las cartas nos encontraremos obstáculos que pondrán a prueba nuestra fuerza, nuestra velocidad o nuestro ingenio, tirando dados para superar una puntuación. Y claro, si te toca una prueba de velocidad y eres Hoggle, pues lo llevas crudo. Por cierto, todo esto se hace contra reloj, porque tenemos un número prefijado de turnos, y si nos demoramos mucho dando vueltas por ahí, al final Jareth se reirá en nuestro careto cuando suene la última campanada.
Vamos con la valoración. "Laberinto" tiene sus puntos fuertes y sus puntos flojos. Entre los flojos está quizás la falta de trasfondo estratégico. No hay muchas decisiones que tomar durante la partida (salvo escoger o no colaborar con otros, siempre y cuando no hayas caído en el Pantano del Hedor Eterno) así que se traduce en recorrer el tablero, superar desafíos y esperar a que salga a tiempo la entrada a la Ciudad Goblin. Esto hace que no sea un juego de segundas partidas. Más bien, es uno que se disfruta más si solo se saca de cuando en cuando. Y por supuesto, el juego dice poco si no has visto la película.
Porque el punto fuerte de "Laberinto" es la estética. Es un juego PRECIOSO, con unas miniaturas muy conseguidas, cartas con fotogramas de la película... en general, todos los elementos lucen muy bien sobre la mesa. Bueno, todos todos no, porque para los enemigos de la Ciudad Goblin bien podrían haberse estirado con tres figurillas más, y no usar cartulinas con peana, que parece que se les acabó el presupuesto justo ahí. Pero al margen de eso, el juego consigue que te sumerjas en el mundo de "Dentro del Laberinto", y para los nostálgicos como nosotros es algo que se disfruta y se agradece. ¡Ah, y también se tiran dados, muchos dados, y eso siempre mola!
Dificultad: **
Rejugabilidad: **
Estética: ****
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