¡Saludos, hormiguillas del cómic! Ya hemos podido ir a ver la tercera entrega de Ant-Man en la gran pantalla, y toca contaros nuestra opinión, siempre asegurándonos que el Comandante Spoiler no esté por aquí para chafar alguna que otra sorpresa. ¡Vamos con ello!
Como resumen rápido: han pasado algunos años desde la última vez que Scott Lang estuvo haciendo heroicidades. Ha formado una familia junto con su hija y Hope, y Hank Pym y Janet Van Dyne hacen de "abuelitos". Cassie está hecha toda una rebelde y ha estado trasteando con el mundo cuántico. Una reunión familiar, un pequeño accidente y... todos se ven arrojados a un universo infinitamente pequeño e infinitamente fascinante, en donde un malo infinitamente malo les deparará infinitos problemas.
La puesta en escena es una pasada. Los diseñadores de imagen del mundo cuántico lo han dado todo, y consiguen crear un entorno alienígena, extraño y hermoso a la vez (por más que sea imposible que algo así exista a nivel atómico, pero Ant-Man no es un documental). Los personajes no traen ninguna novedad, lo cual no es malo, porque Scott sigue aportando carisma, funciona muy bien al lado de Hope y el veterano Hank Pym no se limita a quedarse en segundo plano. Y en cuanto a los villanos de turno, un aplauso fuerte por su puesta en escena. Y sí, decimos "villanos" porque aunque hayáis adivinado quién es el personaje que aparece en la carátula (nos avergüenza decir que nosotros no caímos) aún queda una sorpresa, un aliado suyo que... Pero a callar, que hay que verlo.
"Quantumanía" no es un peliculón en el sentido de que su guión no se aparta de las fórmulas que ya conocemos. Lo cual, una vez más, no tiene por qué ser malo. Es una película entretenida, trepidante, divertida y emocionante, y eso debería bastar para cualquier aficionado. Por nuestra parte, desde luego, ha sido una entrada de cine más que bien merecida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario